miércoles, 9 de agosto de 2017

El dinosaurio todavía dormía en Torrelara

Artículo publicado hoy en La Nueva España sobre uno de los excavadores de Torrelara donde cuenta su experiencia a sus vecinos asturianos

El avilesino Guillermo Santos encuentra en un yacimiento de Burgos el primer hueso de un enorme saurópodo que puede pertenecer a una nueva especie

Reproducción de dos dinosaurios saurópodos titanosauriformes./
Fundación Dinosaurios CyL. Ilustración de Sergey Krasovskiy
Cuando el avilesino Guillermo Santos llegó al yacimiento Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal, en la ibérica Sierra de la Demanda, para comenzar su primera excavación en busca de huesos, el dinosaurio todavía estaba allí. Desde 1990, algunos vecinos habían localizado en este lugar próximo al municipio burgalés de Torrelara varios fósiles que hoy custodia el Museo de Burgos. Este verano, el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas de los Infantes (CAS) desarrolló allí los trabajos de su XIV campaña de excavaciones, con la sospecha de que podrían obtener nuevos vestigios óseos de los dinosaurios que habitaron la Península Ibérica.

Foto del grupo de excavadores en el yacimiento de Torrelara. / C.A.S. 
Los indicios se confirmaron cuando el geólogo especializado en paleontología Guillermo Santos descubrió el primer hueso de la excavación. "Tuvimos que adentrarnos en la zona del arroyo y escalar un par de metros; allí empezaron a aparecer fragmentos de costillas y un bloque de tres vértebras que parecían las sacras", explica el asturiano. La extracción de las vértebras, que estaban fusionadas en una sola pieza, fue muy compleja, hasta el punto de que llevó a retrasar el momento de cerrar la campaña. "Íbamos a terminar un día por la mañana, justo cuando aparecieron las vértebras sacras, así que tuvimos que volver por la tarde", relata.

Guillermo Santos con una de las vértebras. / C.A.S.
Entre los hallazgos se incluyen también diez vértebras pertenecientes a distintas regiones de la cola del animal, que apuntan a que podría tratarse de un dinosaurio de tipo saurópodo titanosauriforme (de cuello largo y gran envergadura). "Por el tamaño de las vértebras encontradas -una de ellas alcanza los 55 centímetros-, podría tratarse de un animal de unos 15 o 16 metros de altura", asegura Santos.

No obstante, la clasificación exacta del dinosaurio continúa siendo un misterio. "No todos los huesos son diagnósticos y lo más probable es que se trate de una especie nueva", aventura el paleontólogo asturiano, quien indica que lo más importante ahora es analizar detalladamente cada fósil recuperado en las dos semanas durante las que se prolongó la excavación. Una campaña, desarrollada entre los días 8 y 23 de julio que supuso además la detección de huesos craneales fragmentarios, uno de ellos del maxilar; fragmentos óseos de las extremidades y un metatarso; costillas dorsales; dos dientes de cocodrilo, y material carbonoso.

La vértebra ya limpia para su traslado. / C.A.S.
Las piezas ya han sido trasladadas al centro de investigación del CAS para su estudio y posterior clasificación. La labor podría prolongarse "durante seis años o incluso más", según el paleontólogo asturiano, pues el equipo investigador debe ahora hacer un análisis comparado de los nuevos fósiles con los hallados desde 1990 que conserva el Museo de Burgos, con el objetivo de comprobar qué partes del animal quedan aún por descubrir.

Sin embargo, el esfuerzo puede traer una importante recompensa, pues los restos, en buen estado de conservación, podrían aportar datos novedosos sobre la evolución de los titanosauriformes en el planeta, durante el intervalo del Jurásico al Cretácico, es decir, hace unos 145 millones de años.

Entre tanto, con la idea de explorar el resto del yacimiento, la expedición -liderada por el director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, Fidel Torcida, y formada por un equipo multidisciplinar de 25 expertos llegados de México, Italia, Francia y varias regiones españolas- tiene previsto retomar las excavaciones el verano que viene. "Hay que aprovechar el buen tiempo porque en invierno la lluvia y la nieve complican el trabajo", explicó Santos. Con esta nueva incursión que, en palabras del avilesino, "será muy emocionante porque nunca sabemos lo que podemos encontrar", esperan cumplir el año que viene el sueño de despertar de su olvido al resto del animal.

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